Hoy nuevamente en nuestra hora de ética retomamos el trabajo en estaciones en donde cada grupo continuó con otra de ellas.
Estaban muy ansisosos por descubrir y participar activamente de las nuevas propuestas. Apenas inicia la hora me dicen: ¿ Cuál es el desafío, Maru? Y la verdad, me llena de satisfacción el hecho de que estén atentos y dispuestos a la propuesta que uno les haga.
A medidad que cada grupo iba desarrollando su actividad, fui pasando por la estación y como si fuera un pequeño espía traté de registrar esos mágicos momentos en donde ni se dan cuenta que los estoy filmando. Es la espontaneidad del quehacer cotidiano lo que despierta mi interés y el poder compartirlo con ustedes contribuye a que juntos construyamos saberes y aprendizajes no sólo académicos sino también que hacen a nuestra vivencia de todos los días.
Finalizado el trabajo, nos dedicamos los últimos minutos al cierre del día ante la pregunta: ¿ustedes creen que todo estos trabajos que realizamos acerca de las emociones nos sirve y podemos implementarlo en otras situaciones?
Al instante y sin pensarlo demasiado, la mayoría levantó la mano, todos tenían algo que compartir. Fantástico!
Increíbles respuestas que nos llevaron a la conclusión de:
- que uno durante el día se puede transitar por varias emociones
- que descubrieron emociones (palabras) que desconocían y que creían que en algún momento la iban a poder usar,
- que se podían dar cuenta de las emociones a medida que les sucedía algo.
- que podían reconocer emociones en otros, observando la cara, los ojos.
Esas fueron algunas de las ideas expuestas por los chicos.